Muchas empresas de impresión son culpables de hacer afirmaciones ecológicas no probadas, pero ¿qué pasa con las ideas erróneas sobre el impacto medioambiental de la impresión y las preocupaciones infundadas que afectan negativamente al sector? Rachel England explora lo que ocurre cuando el zapato está en el otro pie.

El lavado verde ha sido un problema desde que la sostenibilidad figura en la agenda empresarial. Las afirmaciones de respeto al medio ambiente, neutralidad de carbono y positividad planetaria han florecido junto con la demanda de credenciales ecológicas por parte de los interesados, y a medida que ha aumentado la concienciación sobre esta práctica, también lo ha hecho su complejidad.

El lavado verde se presenta ahora en distintas variedades, desde la «aglomeración verde» a la «iluminación verde», y las marcas y las empresas son cada vez más sofisticadas en su uso (a menudo infundado) de afirmaciones ecológicas. Una encuesta de Fast Company muestra que hasta el 58% de los ejecutivos mundiales admiten haber utilizado tácticas de lavado verde.

La proliferación del «lavado verde» en todas las industrias ha dado lugar a medidas enérgicas reguladoras en todas las jurisdicciones. En Europa, la Directiva EmpCo pretende crear normas uniformes relativas a las afirmaciones medioambientales en la publicidad, con duras sanciones para quienes incumplan las normas. Mientras tanto, los organismos de control de los consumidores de todo el mundo se apresuran a arremeter contra las empresas culpables de lavado verde, y el daño a la reputación puede ser importante.

Los datos de YouGov muestran que la mayoría (60%) de los encuestados de todo el mundo se muestran escépticos ante las afirmaciones medioambientales de las marcas, por lo que está claro que las empresas que hacen afirmaciones ecológicas sin fundamento no se están haciendo ningún favor a sí mismas. Y el sector de la impresión no es una excepción, sobre todo porque ocupa un espacio único como «lavador verde» y como «lavado verde».

Muchas empresas -especialmente las más pequeñas, sin el apoyo de un departamento jurídico o de marketing- pueden caer en el lavado verde mediante afirmaciones vagas o genéricas, citando productos y servicios como «respetuosos con el medio ambiente» o «neutros en carbono». Pero dadas las ideas erróneas sobre el impacto medioambiental del sector de la impresión en general, no es de extrañar que las empresas se sientan obligadas a utilizar afirmaciones ecológicas para «legitimar» sus operaciones.…

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