
Laurel Brunner explica cómo las planchas de impresión de aluminio son infinitamente reciclables, lo que contribuye a una economía circular en la industria de la impresión.
Las planchas de impresión se fabrican con el aluminio más puro. Una de las propiedades más beneficiosas de este material para la economía circular es que es infinitamente reciclable, con una pérdida mínima de propiedades. Esto lo convierte en un facilitador de la economía circular, especialmente en la industria gráfica.
Según el Instituto Internacional del Aluminio, se han producido más de 1.400 millones de toneladas de aluminio. De esta cantidad, más del 75% sigue en uso productivo en todo el mundo. En el sector de la impresión, los índices de recogida de planchas de impresión usadas recicladas superan ampliamente el 90% y muchas imprentas recuperan gran parte de los costes de una plancha vendiéndola como chatarra. Pero el sector de la impresión no es el mayor mercado para el aluminio, que se ve empequeñecido por el transporte, la edificación y la construcción, donde los índices de reciclaje también superan el 90%. La diferencia entre estos sectores y el de la impresión es que este último no utiliza el aluminio durante tanto tiempo. La larga vida útil de estos sectores limita la disponibilidad de chatarra para reciclar, aumentando así la contribución de la impresión a las economías circulares.
Las planchas de impresión necesitan materias primas muy puras, pero para muchas aplicaciones la pureza no es tan importante. La chatarra recogida al final de su vida útil tiene inevitablemente cualidades variables y puede estar mezclada con otros materiales que estropeen su pureza. Esto significa que podría no ser adecuada para algunos usos nuevos y no para fabricar planchas de impresión. La mejora de los procesos de clasificación para aplicaciones de mayor valor, como los coches ligeros, debería conducir a una reutilización más eficaz. Pero la demanda de aluminio sigue aumentando y la disponibilidad de chatarra es más limitada.
Los envases con base de aluminio también deberían contribuir en gran medida al reciclado del aluminio, pero la gama de tasas para su recogida y reciclado varía considerablemente. Dependen tanto de la aplicación como de las condiciones locales, incluidas las consideraciones políticas. La historia es mejor en el caso de las latas que en el de los envases flexibles, pero hay mucho margen para nuevas mejoras.
La buena noticia es que la industria gráfica tiene un modelo establecido para reciclar las planchas de impresión usadas y conseguir que el aluminio vuelva al ciclo de fabricación. Los fabricantes de planchas de impresión y sus clientes están bien situados para garantizar que el aluminio pueda volver al sistema al final de la vida útil de una plancha, que suele ser corta. A medida que mejoren las tecnologías de separación y clasificación, esperamos ver más aluminios de envases entrar en la cadena de suministro del reciclaje. Más reciclaje evita la necesidad de extraer más bauxita, la materia prima del aluminio, del suelo, evitando así unos 300 millones de toneladas de emisiones de CO2e. El IAI calcula que en 2018, 1,2 millones de toneladas de latas de aluminio y otros envases rígidos no volvieron al sistema de reciclaje, por lo que hubo que excavar su equivalente. Nos queda mucho camino por recorrer, pero al menos tenemos una dirección.
Fuente de información: Este artículo ha sido elaborado por el Proyecto Verdigris, una iniciativa del sector destinada a concienciar sobre el impacto medioambiental positivo de la impresión. Este comentario semanal ayuda a las empresas de impresión a mantenerse al día de las normas medioambientales y de cómo una gestión empresarial respetuosa con el medio ambiente puede contribuir a mejorar sus resultados. Verdigris cuenta con el apoyo de las siguientes empresas: Agfa Graphics, EFI, Fespa, Fujifilm, HP, Kodak, Miraclon, Ricoh, Spindrift, Splash PR, Unity Publishing y Xeikon.
Crédito de la imagen: rawpixel.com / Freepik