El negocio de la estampación textil está a punto de explotar, gracias a las tecnologías de impresión digital, pero la consultora de sostenibilidad Laurel Brunner afirma que el auge de los tejidos estampados podría agravar el problema de los residuos del sector.

Según todos los indicios, el negocio de la impresión textil está a punto de explotar, gracias a las tecnologías de impresión digital. Por ejemplo, Fibre2fashion, analistas de la industria de la moda, calculan que en 2017 la cantidad de tejido impreso digitalmente será de más de mil millones de metros cuadrados y alcanzará los 2.500 millones de metros cuadrados en 2020. Estiman que la CAGR de 2015 a 2020 será del 28%, con un 5% de esa cantidad impresa digitalmente, frente al 2% de 2016.

En general, podemos aceptar estas cifras, pero hay muchas razones para inquietarse por ellas, sobre todo por el impacto medioambiental de este crecimiento. La producción textil es una de las más perjudiciales para el medio ambiente, sobre todo por las enormes cantidades de agua necesarias para producir tejidos, desde la transformación de las materias primas hasta el lavado de los tejidos para convertirlos en ropa.

El gran motor es, por supuesto, nuestro deseo de gratificación instantánea y barata. A todos nos gusta tener ropa nueva, cambiar de aspecto, reforzar nuestro sentido de la autoestima, nuestra vanidad. Y en los mercados desarrollados es muy fácil conseguir cosas nuevas a bajo coste, ya sean nuevas o de segunda mano, compradas en una tienda o por Internet.

Por supuesto, la industria de la moda ha respondido brillantemente, aprovechando esta necesidad y produciendo diseños elegantes a bajo coste con nuevos looks y líneas cada vez más frecuentes. Esto aumenta inevitablemente la carga del reprocesamiento de los textiles, sobre todo en las zonas geográficas donde predomina la mentalidad de usar y tirar. La impresión digital podría fomentar el deseo de gratificación instantánea y, al hacerlo, agravar el problema de los residuos. O puede poner patas arriba todo el modelo.

Es una posibilidad muy real porque la impresión digital colapsa las cadenas de fabricación y suministro de forma muy eficaz. Hoy en día hay un montón de sitios de Internet que ofrecen diseños de moda y a medida para ropa bajo demanda. Hace pocos años, esta aplicación se limitaba a la ropa deportiva de poliéster, pero ahora puedes diseñar tu propia ropa, imprimirla en varios sustratos y recibirla en pocos días.

Y es muy fácil vender la ropa de la que te aburres a través de Amazon o eBay. Necesitamos fomentar una expectativa diferente porque las cantidades de textiles que van a parar a los vertederos siguen siendo demasiado elevadas y van en aumento. En el Reino Unido, por ejemplo, se tira más de un millón de toneladas de ropa al año. Reciclar la ropa mediante la reventa significa menos vertederos y un menor uso de recursos.

Dos grandes marcas de moda están fomentando esta nueva forma de pensar apoyando el reciclaje de ropa en sus tiendas. Tanto Zara como H&M tienen contenedores en sus tiendas, para que la gente pueda deshacerse de las prendas que no quiera antes de comprar otras nuevas. Podría ser una oportunidad para los no compradores de conseguir ropa nueva gratis y podría incitar aún más a los consumidores a comprar más de lo que necesitan, libres de culpa.

Pero a largo plazo debería ayudar a la gente a pensar más sobre cómo deberíamos utilizar los recursos. No es probable que nos alejemos de los encantos de la gratificación instantánea, pero quizá se fomente el pensamiento medioambiental.

Fuente: Este artículo ha sido elaborado por el proyecto Verdigris, una iniciativa del sector destinada a concienciar sobre el impacto medioambiental positivo de la impresión. Este comentario ayuda a las empresas de impresión a mantenerse al día de las normas medioambientales y de cómo una gestión empresarial respetuosa con el medio ambiente puede contribuir a mejorar sus resultados. Verdigris cuenta con el apoyo de las siguientes empresas: Agfa Graphics, Spindrift.click, EFI, FESPA, HP, Kodak, Kornit Digital, Ricoh, Splash PR, Unity Publishing y Xeikon.