¿Por qué necesitamos gestionar los recursos hídricos mundiales? Según la científica medioambiental Dra. Debbie Chapman, nuestra salud y bienestar dependen de ello, y la rentabilidad es tremenda.

Aquí, el Dr. Chapman explica la importancia de gestionar los recursos hídricos a escala mundial.

El agua es una de las necesidades básicas de nuestra vida. Siempre oímos hablar de la cantidad de agua que debemos beber diariamente, pero no oímos hablar mucho de la cantidad de agua que desperdiciamos, de la escasez de agua o de cómo podemos reducir su uso.

He aquí una cifra sorprendente. Sólo el 1% del agua dulce del planeta es fácilmente accesible. Para empeorar las cosas, no está distribuida uniformemente por todo el planeta y es vulnerable a la contaminación provocada por las actividades humanas. Y lo que es aún más inquietante, el antiguo concepto de que el agua dulce es un recurso renovable se ve ahora comprometido por el continuo deterioro de la calidad del agua, que conduce a la degradación de los ecosistemas acuáticos de los que dependen la salud humana, los medios de subsistencia y el desarrollo.

La escasez de agua dulce y el deterioro de su calidad figuran entre los retos medioambientales más urgentes de este siglo. Según ONU-Agua, un mecanismo de coordinación interinstitucional de las Naciones Unidas para todas las cuestiones relacionadas con el agua dulce y el saneamiento, la Tierra se enfrenta a un déficit del 40 % en el suministro de agua para 2030, a menos que mejoremos drásticamente su gestión.

ONU Medio Ambiente y su Sistema Mundial de Vigilancia del Medio Ambiente para el Agua (SIMUVIMA/Agua), a través de sus socios y su programa de trabajo, desempeñan un papel importante a la hora de ayudar a los países en desarrollo a cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para el Agua (ODS 6). El principal objetivo del SIMUVIMA/Agua es fomentar la vigilancia y garantizar la compatibilidad y comparabilidad de los datos sobre la calidad del agua para su uso en evaluaciones nacionales, regionales y mundiales.

ISOfocus tuvo recientemente la oportunidad de hablar con la científica medioambiental Dra. Debbie Chapman, que lleva más de 30 años asociada a GEMS/Water y es bien conocida en todo el mundo por su papel en la promoción del control y la evaluación de la calidad del agua.

El Dr. Chapman fundó y es Director del Centro de Desarrollo de Capacidades del Agua/SIGM de ONU Medio Ambiente en el University College Cork de Irlanda, que ofrece asesoramiento y formación especializados en el control y la evaluación de la calidad del agua en todo el mundo.

En esta entrevista de ISOfocus, el Dr. Chapman describe los mayores retos globales en materia de agua a los que se enfrenta el mundo hoy en día y explica las formas prácticas en que las normas ISO pueden contribuir a garantizar el uso sostenible de los recursos.

ISOenfoque: ¿Cuáles crees que son los mayores retos mundiales relacionados con el agua?

Dra. Debbie Chapman: Como científica medioambiental, me interesa garantizar que el medio acuático pueda prestar, ahora y en el futuro, los servicios de los que dependen las poblaciones humanas, manteniendo al mismo tiempo el propio ecosistema acuático.

Algunos de los servicios de los que dependemos son el agua potable, la asimilación de aguas residuales, la pesca para la alimentación, el agua y los nutrientes para la agricultura y el ocio. Muchos de estos servicios dependen de un ecosistema acuático sano, algo que a menudo se pasa por alto.

Todos los organismos vivos, incluidos nosotros mismos, necesitamos agua como componente básico de nuestras células y tejidos. No sólo necesitamos agua suficiente para mantener hidratadas estas células y tejidos, sino que es esencial que el agua no esté contaminada con sustancias que puedan ser tóxicas, como los metales o los miles de otros productos químicos orgánicos e inorgánicos que llegan al medio acuático.

La contaminación del agua, incluso a niveles bajos, puede tener efectos sutiles en los organismos acuáticos, provocando cambios en las especies y en las densidades de población, que en última instancia significan que el ecosistema natural se desequilibra y se vuelve insano. Y un ecosistema insano no sustenta los servicios que necesitamos.

Así pues, en mi opinión, el mayor reto mundial del agua es garantizar que la cantidad limitada de agua dulce que tenemos en la Tierra sea de buena calidad, es decir, una calidad que no sólo satisfaga las necesidades de una población humana creciente, sino también las de los ecosistemas acuáticos.

Garantizar una cantidad suficiente de agua no sustentará un futuro sostenible a menos que esa agua tenga también una calidad adecuada. El control de la calidad del agua es esencial para determinar si la calidad cumple los requisitos para usos específicos, o si se está deteriorando o mejorando.

Los recursos hídricos no pueden gestionarse adecuadamente sin la información que producen los programas de seguimiento de la calidad del agua. El Programa SIMUVIMA/Agua de ONU Medio Ambiente lleva más de cuatro décadas fomentando la vigilancia de la calidad del agua con el objetivo de compartir los datos para las evaluaciones, la gestión y el desarrollo de políticas.

Esta actividad tiene ahora un nuevo impulso con la introducción del indicador de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para la calidad del agua ambiente, el indicador 6.3.2 de los ODS. El indicador se basa en los resultados del seguimiento en ríos, lagos y aguas subterráneas de cada país.

¿Cómo pueden ayudar las normas ISO a superar estos retos?

El control de la calidad del agua depende de la utilización de métodos técnicos y laboratorios bien gestionados. Compartir datos sobre la calidad del agua entre regiones, y a nivel mundial, requiere que los datos sean comparables. Una forma de garantizar que los datos sobre la calidad del agua de muchos laboratorios de distintos países sean comparables es animar a los laboratorios que comparten datos a que utilicen métodos normalizados que hayan sido bien probados.

Los métodos transmitidos en las normas ISO gozan de reputación y reconocimiento mundial, y proporcionan un mecanismo para garantizar que los datos de distintos países sean comparables. Existe una amplia gama de normas de seguimiento de la calidad del agua, desde las técnicas de campo hasta las pruebas de laboratorio, por lo que todos los aspectos del programa de seguimiento pueden normalizarse y compararse, incluso para el seguimiento a escala mundial.

¿De qué manera pueden aportar valor añadido los recientes esfuerzos de ISO en el sector del saneamiento?

La gestión inadecuada de los sistemas de saneamiento contribuye en gran medida en todo el mundo al deterioro de la calidad del agua. Proporcionar orientaciones y normas para una gestión eficaz de los sistemas de saneamiento garantizará que se reduzca la contaminación de los ecosistemas acuáticos con aguas residuales, y mejorará la calidad de las aguas receptoras de efluentes.

Si pudieras mirar hacia el futuro, ¿cómo estaremos en 2030 en cuanto a la consecución de la meta 6 del ODS relativa a la gestión sostenible del agua? ¿Qué más queda por hacer?

Por desgracia, ¡2030 llegará demasiado pronto! Aunque vemos indicios de entusiasmo por comprometerse con el nuevo Objetivo de Desarrollo Sostenible para el agua en todo el mundo, muchos países parten de una base baja en lo que respecta a la gestión de las fuentes de contaminación y al seguimiento del impacto de esas fuentes en la calidad del agua.

Cada vez hay más conciencia de la necesidad de preservar la calidad del agua, sobre todo para proteger la salud humana; el quid del problema es convencer a los responsables políticos y a los gestores de recursos de la importancia de controlar la calidad de las masas de agua y los ecosistemas acuáticos.

Para los países que actualmente tienen muy poca actividad de seguimiento o carecen de un programa de seguimiento a escala nacional, será difícil establecer un programa y recoger datos suficientes para orientar las estrategias de mejora de la calidad del agua para 2030. La educación, la formación y la sensibilización a todos los niveles, desde la comunidad hasta los responsables políticos, desempeñarán un papel importante para impulsar el progreso hacia la consecución del ODS 6, y del indicador 6.3.2.