
Laurel Brunner analiza la economía circular y sus principios subyacentes desde el Comité Asesor sobre Aspectos Medioambientales.
Oímos hablar mucho de la Economía Circular, la mayoría de las veces bastante confusa para las empresas de impresión y los compradores de productos impresos. Sin embargo, hace poco encontramos una explicación exhaustiva de la Economía Circular y sus principios subyacentes. La proporcionó el Comité Asesor sobre Aspectos Medioambientales (ACEA), que ayuda al Comité Internacional de Electrónica en cuestiones medioambientales. Solange Blaszkowski, presidenta de la ACEA, afirma que 50 millones de toneladas de residuos electrónicos van a parar anualmente a los vertederos y que más del 75% de la superficie terrestre muestra signos de degradación «debidos en su mayor parte a la acción humana». La Economía Circular trata de arreglar esto y garantizar un crecimiento sostenible para una población mundial en aumento.
Según la Fundación Ellen MacArthur, la Economía Circular es un «enfoque sistémico del diseño de procesos, productos (incluidos los servicios) y modelos empresariales, que permite un crecimiento económico sostenible mediante la gestión eficaz de los recursos como resultado de hacer más circular el flujo de materiales y reducir y, en última instancia, eliminar los residuos». Quizás un poco prolijo, pero la idea general es diseñar eliminando residuos y contaminantes para mantener los materiales en uso, reducir el uso de materias primas y regenerar los recursos naturales. Aprovechar al máximo los recursos materiales y reducir el volumen de residuos es cada vez más importante.
Los principios de la Economía Circular encajan bien con los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, 12 de los cuales están relacionados con la gestión de los recursos naturales y con la forma en que producimos y consumimos bienes y recursos. Las industrias deben reutilizar, reducir y reciclar en la medida de lo posible y deben seguir los cuatro pilares de la Economía Circular. Empieza por tener el modelo empresarial adecuado, como pagar por el uso de recursos o servicios en lugar de poseerlos directamente. En la industria gráfica, lo vemos en la práctica con los fabricantes de planchas de impresión, por ejemplo, que venden los revestimientos de las planchas en lugar de las planchas, y recogen el aluminio usado para reciclarlo. Una idea más drástica sería que los fabricantes de prensas alquilaran tiempo en sus máquinas, en lugar de vender prensas para que las utilizaran las imprentas. Esto suena aterrador para muchos de los que se dedican a prestar servicios de impresión. Pero quizá tenga sentido que los fabricantes desplieguen una serie de tecnologías avanzadas de forma más eficaz y rentable sin depender de los modelos de venta convencionales.
Una Economía Circular requiere diseños de productos circulares con capacidad de reutilización incorporada. Los productos deben diseñarse para durar, ser reparables y sus componentes reutilizables en nuevos productos. Estos productos deben ser fáciles de desmontar e incorporar piezas normalizadas con cadenas de suministro completas para su recogida. Nada de esto funciona sin gobiernos proactivos, políticas y normativas que se apliquen localmente y funcionen con eficacia. La pieza más difícil del rompecabezas es, por supuesto, cambiar el comportamiento y las expectativas de los consumidores. Esto requiere educación e incentivos, así como cooperación internacional.
En la práctica, los principios de eficiencia material, intrínsecos a una economía circular, se aplican a todos los sectores industriales. Deberíamos utilizar menos, fabricar productos que duren más y que puedan reutilizarse, renovarse o reciclarse en la medida de lo posible. Y todo ello sin utilizar más recursos, lo que requiere más energía y crea ineficiencias.
Cuando se trata de residuos, el reciclaje debe ser realmente el último recurso, porque puede requerir más recursos, incluso algunos nuevos, y energía adicional. Para la industria gráfica, una vez que los materiales ya no pueden reciclarse, su uso más eficiente es la recuperación de energía. Esto puede parecer contraintuitivo, pero si los recursos necesarios para reciclar el material impreso son mayores que los beneficios de la incineración para la producción de energía, ésa debería ser la opción preferida. Una Economía Circular es compleja, con dimensiones sociales, económicas, políticas, de recursos y medioambientales polifacéticas. Pero la complejidad no es razón para ignorarla.
Puedes ver la presentación completa de la ACEA aquí.
Fuente de información: Este artículo ha sido elaborado por el Proyecto Verdigris, una iniciativa del sector destinada a concienciar sobre el impacto medioambiental positivo de la impresión. Este comentario semanal ayuda a las empresas de impresión a mantenerse al día de las normas medioambientales y de cómo una gestión empresarial respetuosa con el medio ambiente puede contribuir a mejorar sus resultados. Verdigris cuenta con el apoyo de las siguientes empresas: Agfa Graphics, EFI, Fespa, Fujifilm, HP, Kodak, Miraclon, Ricoh, Spindrift, Splash PR, Unity Publishing y Xeikon.