Debbie McKeegan habla con Lui Larocheski, un diseñador de moda especialista en tecnología centrado en remodelar el panorama de la fabricación de moda.

La cultura y la huella de la moda encarnan la creatividad y el estilo; sin embargo, bajo el brillo resplandeciente se esconde una industria compleja e ineficiente, que se enfrenta a graves problemas de gestión de inventarios, exceso de existencias y sostenibilidad. Hablamos con Lui Iarocheski, diseñador de moda convertido en especialista en tecnología y defensor de la transformación digital, centrado en remodelar el panorama de la fabricación de moda.

Lui Iarocheski, experto en moda e innovación digital, emprendió su viaje por la moda con un comienzo poco convencional en las relaciones internacionales. Su creatividad inherente le llevó a dedicarse al diseño de moda, que culminó con el lanzamiento de su propia marca. Sin embargo, pronto se enfrentó a las ineficiencias del sector, en particular el problema del inventario, que provocaba un exceso de existencias y despilfarro. Esto le empujó a profundizar en las tecnologías digitales 3D, transformando no sólo su marca, sino también catapultándole al espacio de la tecnología de la moda.

Mientras creaba su propia marca, Lui luchó por aprovechar el poder de la tecnología para la fabricación en masa, y orientó su negocio de la moda hacia la producción personalizada y de alta costura. En este entorno controlado, su marca podía aprovechar los mejores atributos de la tecnología y utilizarlos para crear, ajustar y probar prendas mediante tecnologías digitales; sólo entonces se convertirían en prendas físicas.

Pionero en la creación de productos digitales en 3D, Larocheski desarrolló un modelo de producción único basado en la tecnología digital. Los diseños se creaban en 3D, y el producto físico sólo se fabricaba una vez vendida la versión digital. Este planteamiento innovador no sólo abordó la problemática cuestión de las existencias, sino que también redujo significativamente los residuos internos. Además, Lui pudo ofrecer personalización y adaptación a sus clientes, mejorando la experiencia de compra sin dejar de ser eficiente y sostenible.

Para muchas marcas de moda, si no para todas, el viaje hacia la transformación digital no está exento de obstáculos. Un reto clave es la falta de cualificación existente en el sector. Desarrollar diseños en 3D requiere una mezcla de artesanía tradicional, conocimientos de software y comprensión de la construcción de prendas. Para salvar esta brecha, Iarocheski aboga por una combinación de educación y formación práctica en tecnologías digitales, explicando que «los programas de colaboración y tutoría con usuarios altamente cualificados en estas tecnologías también podrían ser soluciones viables para fomentar las habilidades necesarias».

Para fomentar la adopción de tecnologías digitales en toda la cadena de suministro, Iarocheski sugiere un enfoque estratégico y centrado en el usuario. En lugar de considerar la adopción digital como una perturbación, debe verse como un facilitador. La incorporación de herramientas digitales debe ser estratégica, consciente y holística. Como él dice: «Al adoptar las herramientas digitales, no sólo estamos racionalizando la producción o mejorando las capacidades de diseño, sino que también estamos replanteándonos lo que es posible en la moda».

En esta línea, Lui propone que el liderazgo desempeña un papel fundamental a la hora de cambiar las percepciones y fomentar una cultura digital positiva dentro del sector. «Es necesario que los líderes demuestren todo el potencial de estas tecnologías y sus ventajas. Esto incluye la capacidad de racionalizar la producción, mejorar las capacidades de diseño, reducir el tiempo de comercialización y, lo que es más importante, contribuir a la sostenibilidad».

En conclusión, el estudio de caso de Lui Iarocheski sirve de hoja de ruta para la industria sobre la adopción de tecnologías digitales. Fusionando la artesanía tradicional con la tecnología, la industria de la moda puede transformar sus operaciones, mejorando la eficiencia, mejorando la experiencia del cliente y reduciendo su huella medioambiental. El camino hacia la transformación digital es desafiante, pero prometedor, ya que abre un mundo de posibilidades para el futuro de la moda.

Puntos clave:

Necesidad de usuarios cualificados – Es primordial fomentar una rica reserva de talentos familiarizados con las nuevas herramientas digitales. La colaboración y los programas estructurados de tutoría pueden ofrecer una doble ventaja: aceleran la curva de aprendizaje de los talentos emergentes y garantizan una evolución sin fisuras del marco operativo de la industria. Estas iniciativas no sólo capacitan a los individuos con habilidades de vanguardia, sino que también cultivan una cultura de innovación, posicionando así a la industria de la moda a la vanguardia de la adopción tecnológica y la excelencia creativa.

Adopción estratégica de herramientas digitales – La llamada urgente a una revisión digital en la industria de la moda no es una perturbación, sino una necesidad estratégica. Adoptando un enfoque estratégico y holístico para integrar las herramientas digitales, la industria puede mejorar sus capacidades de diseño, avanzar en la eficiencia de la producción y en la capacidad de respuesta al mercado. Esta perspectiva de futuro no sólo mejora las capacidades creativas y operativas de la industria, sino que también establece una vía sostenible e innovadora para el crecimiento futuro.

El papel del liderazgo en la transición digital – El cambio hacia una cultura digital en la industria de la moda depende en gran medida de su liderazgo. Los líderes deben encargarse de demostrar el valor y el potencial expansivo de las herramientas digitales, más allá de las meras ventajas operativas, hacia prácticas sostenibles. Esta postura proactiva alimentará una recepción positiva y una integración holística de las herramientas digitales, fomentando un entorno de innovación y prácticas éticas.

Fusión de la artesanía tradicional con la tecnología – El futuro de la industria de la moda reside en la mezcla de la artesanía tradicional y la tecnología moderna. Esta síntesis promete no sólo excelencia operativa e innovación, sino también una reducción del impacto medioambiental. Al adoptar este doble enfoque, la industria sienta un precedente para el crecimiento futuro, basado en la innovación, la eficacia y la conciencia medioambiental, redefiniendo los límites de lo que se considera posible en la moda.

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