Clare Taylor habla de dos elementos financieros que incluyen la sostenibilidad financiera y las finanzas sostenibles. Clare comparte las diferencias entre ambos y por qué ambos son importantes para tu empresa.

La financiación es uno de los tres pilares de la sostenibilidad, pero a menudo lo pasan por alto quienes se encuentran al principio de su camino hacia la sostenibilidad. El punto de partida suele ser la sostenibilidad medioambiental, sobre todo porque hay muchas posibilidades de ahorrar costes en la reducción de recursos y energía; reconocer adecuadamente este ahorro desde el principio es importante, pero no siempre ocurre. La sostenibilidad social suele seguir a la madurez de los programas medioambientales; esto también está ligado a las finanzas y, de nuevo, a menudo se pasa por alto.

Los dos elementos financieros de la sostenibilidad podrían considerarse «sostenibilidad financiera» y «finanzas sostenibles»: a continuación se analizan las diferencias, junto con la razón por la que son importantes para tu empresa.

Sostenibilidad financiera

Una empresa sostenible tiene que ser eficaz desde el punto de vista comercial: no sólo la gestión financiera de las actividades empresariales, sino también de tus programas de sostenibilidad. Algunos ahorros pueden pasarse por alto si no se registran sistemáticamente, por ejemplo, como una de las ventajas de los LED es su mayor duración, el ahorro económico puede incluir no tener que alquilar grúas de plataforma con tanta frecuencia para cambiar las lámparas, y sustituir una caldera vieja puede no sólo suponer un ahorro en eficiencia, sino también reducir las llamadas para reparaciones.

Aunque pongas en marcha un programa exclusivamente por sus beneficios medioambientales o sociales, la medición de los resultados financieros debe formar parte del mismo. Más adelante, puede que necesites demostrar a los banqueros, inversores u otras partes interesadas que tu empresa puede permitirse continuar con él, o que genera beneficios no financieros, o quizás te presentes a un premio o certificación y quieras demostrar lo que has invertido en un proyecto. Si cambia la dirección de tu empresa, una justificación fácilmente disponible para un nuevo Director Financiero facilita mucho las cosas: sí, sabemos que no se paga solo, pero sabemos exactamente lo que cuesta y lo que consigue.

Supervisar lo que haces y los resultados, medir los insumos y el rendimiento o los resultados y, cuando proceda, calcular el rendimiento de la inversión y los periodos de amortización, todo ello constituye el argumento empresarial y proporciona información útil para calcular la viabilidad de futuros programas. Para hablar con quienes, como yo, tenemos dificultades para leer balances, una simple cifra de «esto es lo que nos ha costado hacerlo así en los últimos X años, y esto es lo que nos habría costado si hubiéramos seguido como hasta ahora» puede ser muy útil para demostrar el beneficio o el equilibrio financiero.

Si los tiempos se ponen difíciles y hay que cambiar algo, de nuevo dispondrás de los datos para tomar decisiones informadas; a veces desprenderse de algo puede suponer un coste mayor.

Finanzas sostenibles

Se trata más bien de cómo gestionas tus finanzas: para qué se utiliza tu dinero y cómo.
A un nivel muy básico, el elemento financiero de la sostenibilidad social incluye la equidad: pagar a los proveedores a tiempo, pagar al personal un salario justo y cobrar a los clientes lo justo.

Profundizando, unas finanzas sostenibles implican considerar adónde va tu dinero y para qué se utiliza. ¿Cuáles son las prácticas éticas de tu banco, de tus aseguradoras? Si tienes fondos invertidos, ¿qué están financiando?

Existen cuentas corrientes y de depósito éticas, tanto para empresas como para organizaciones benéficas y particulares, y fondos de inversión éticos. Elegir un banco o un fondo que aplique políticas de inversión ética ayuda a garantizar que el dinero que tienes en tus cuentas no se utiliza para fines que van en contra de tus políticas de sostenibilidad o de tus propios códigos morales; con algunos planes, se trata simplemente de aquello en lo que no invierten, otros invertirán activamente con fines medioambientales o sociales. Naturalmente, las distintas organizaciones tienen diferentes políticas de selección de lo que excluyen de su cartera, por lo que tendrás que investigar para encontrar la que mejor funcione para ti y para tu base de clientes. Estas decisiones pueden tomarse según tu propia ética o la de tu empresa, con las salvedades habituales en cuanto a los rendimientos buscados y el grado de riesgo aceptable.

Otra ventaja de invertir de forma sostenible es la gestión del riesgo. Toda inversión conlleva un riesgo, como se nos advierte tan a menudo, pero algunas áreas son potencialmente más arriesgadas que otras. Por lo que respecta a las cuestiones de sostenibilidad, un buen ejemplo son los riesgos de activos bloqueados provocados por la regulación de las emisiones de carbono, en caso de que tus fondos estén muy invertidos en combustibles fósiles. También existe el riesgo de que las empresas o industrias en las que inviertes pierdan valor a causa de boicots motivados por preocupaciones éticas. Los titulares de los periódicos sobre contaminación, abusos de los derechos humanos, malas prácticas o similares pueden provocar fácilmente boicots de este tipo o peticiones de desinversión. Una política de inversión sostenible puede reducir estos riesgos.

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