Clare Taylor esboza pasos sencillos para que las empresas logren la sostenibilidad energética, centrándose en el ahorro de costes y la comodidad del personal. Hace hincapié en empezar midiendo el consumo de energía para identificar áreas clave de mejora. Los pasos siguientes consisten en gestionar el uso de la energía mediante cambios de comportamiento e intervenciones de bajo coste, como optimizar los ajustes de refrigeración y asegurarse de que los equipos se apagan cuando no se necesitan.

Pasos sencillos para ahorrar energía

La sostenibilidad en el uso de la energía va más allá de la reducción del impacto del cambio climático e incluye la sostenibilidad financiera en términos de ahorro de costes y/o suavización del golpe de futuras subidas del precio de la energía. Tampoco debe pasarse por alto la sostenibilidad social, como la comodidad del personal.
Como ocurre con muchas cosas, un programa para reducir la energía empieza por medir.

Midiendo

Medir el consumo de energía lo mejor que puedas evita perder tiempo y esfuerzo en un proyecto que no aborda tus principales usos energéticos: las mayores oportunidades de ahorro de energía no siempre son las que cabría esperar. Para una pequeña empresa con un único contador, la medición puede ser un reto, pero se puede hacer una estimación lo suficientemente buena como para indicarte la dirección correcta. Para empresas más grandes con un uso de la energía mayor y más complejo, puede merecer la pena contratar monitores portátiles de energía.

Lo primero es averiguar cuánto gas y electricidad consumes en periodos de tiempo determinados, para poder ver las pautas. Si tienes un contador cada media hora, esos datos deberían estar disponibles para su descarga, lo cual es ideal, ya que te permite ver los cambios durante el día, así como durante los fines de semana y las variaciones estacionales. De lo contrario, empieza a leer el contador de gas o electricidad al menos una vez a la semana; si puedes, mejor a diario. Los paseos regulares por tus instalaciones para ver qué equipos que consumen energía se utilizan y a qué horas completarán el cuadro.

El siguiente paso para comprender el consumo es averiguar cuál es tu valor de referencia, es decir, la energía utilizada simplemente para alimentar el edificio cuando no hay ningún otro equipo en uso. A menos que funciones 24 horas al día, siete días a la semana, puedes obtenerlo tomando dos lecturas al principio y al final de un periodo no laboral. Hacerlo en distintas estaciones te dirá si tu carga base varía según la estación, por ejemplo si necesitas utilizar la calefacción para evitar heladas en invierno.

Una vez que tengas tu línea de base, podrás ver la diferencia que marcan los servicios del edificio y las actividades operativas: calefacción, refrigeración, iluminación, ordenadores y equipos de producción. Hacer un seguimiento de la productividad en relación con el consumo de energía te permite utilizar gráficos para ver cuánto varía el consumo en los periodos de mayor o menor actividad; cotejarlo con los grados-día de calefacción y refrigeración (que te permiten cuantificar el calor o el frío que ha hecho en un periodo determinado) te permite ver la influencia de la calefacción y la refrigeración. Para saber más sobre los grados-día, y para obtener cálculos gratuitos, consulta https://www.degreedays.net

Con la medición cada media hora puedes hacerlo con razonable precisión, sin ella al menos puedes ver patrones, lo suficiente para saber si es más probable que te beneficies de reducir la demanda de calefacción o la de refrigeración. La medición cada media hora también te permite comprobar los saltos en el consumo que no coinciden con los horarios de ocupación o producción: puede tratarse de equipos programados con temporizadores que no se cambiaron con el cambio de hora. Aunque empezar a consumir energía una hora antes no es gran cosa, a lo largo de seis meses se va acumulando; cambiarla es un ahorro fácil.

Los registradores de datos portátiles medirán el consumo real de elementos concretos del equipo, pero sin ellos es posible hacer estimaciones razonables basadas en el consumo de energía, el número de horas de uso y, cuando proceda, el nivel de potencia utilizado para cualquier variable.

Gestión de

Dependiendo del tamaño de tu empresa y de su consumo de energía, las inversiones en eficiencia energética pueden tardar un tiempo en amortizarse, por lo que un programa de cambio de comportamiento, intervenciones de bajo coste y de compra de equipos más eficientes energéticamente cuando se sustituyan puede ser lo más realista.

Para muchas empresas, la refrigeración ofrece las mejores posibilidades de reducción. Los consejos para ello empiezan por fijarse en los ajustes, sobre todo si la calefacción y la refrigeración se controlan por separado. Los ajustes recomendados para entornos de tipo oficina son que la temperatura de la calefacción no supere los 19 °C y que la refrigeración no se encienda hasta que la temperatura alcance los 24 °C, dejando una «banda muerta» de 5 grados cuando ambas están apagadas: no es raro ver que ambas están encendidas y funcionando en sentido contrario.

Un cambio de sólo un grado en el punto de ajuste puede suponer una diferencia considerable en el consumo de energía, y si hay miembros del personal que tienden a sentir demasiado calor o demasiado frío cuando los demás están cómodos, puede ser útil echar un vistazo a su puesto de trabajo. Los puntos fríos o calientes pueden deberse a las corrientes de aire, la ganancia solar de las ventanas, estar directamente debajo de una rejilla de ventilación o al lado de un radiador, todo lo cual puede cambiarse con poco o ningún coste.

El sombreado interior o exterior reduce el sobrecalentamiento provocado por el sol; si se utilizan persianas, funcionan mejor si se bajan antes de que se acumule el calor, lo que puede significar bajarlas antes de salir por la noche para detener la acumulación de calor por la mañana, antes de que abra el recinto.

Si es necesario, recuerda al personal cómo utilizar el aire acondicionado de forma eficiente, y en concreto que mantenga cerradas las ventanas y puertas cuando el aire acondicionado esté encendido, incluidas las puertas interiores entre las zonas de producción con temperatura controlada y las oficinas.

Es habitual que los elementos que consumen energía se dejen encendidos cuando no se necesitan, desde luces, aire acondicionado, ventiladores u ordenadores hasta compresores, que consumen mucho incluso en modo de espera. Gestionarlos mediante el comportamiento del personal o controles automáticos es otra victoria rápida.

El mantenimiento regular también ofrece la oportunidad de conseguir eficiencia energética con equipos limpios y bien mantenidos, especialmente ventiladores libres de polvo.

Invertir para ahorrar

Estos pasos son sólo el principio, hay muchas otras formas de reducir el consumo, pero requieren inversión, por lo que no se incluyen aquí.

Investigarlos y planificarlos en tu programa de inversiones, comprobar la disponibilidad de subvenciones para la eficiencia energética y buscar fuentes de información te ayudará a seguir avanzando, ya sea mejorando el aislamiento de los edificios o modernizando las instalaciones.